Ramón Rojas – sueños de chozas,
un proyecto de arte documental de María Rosa Andreotti MARIA ROSA ANDREOTTI EN CONVERSACIÓN CON BJØRG TARANGERPUBLICADO EN B-OPEN, UNA PUBLICACIÓN DE ARTISTAS NORUEGAS, NR 1 AÑO 2009
El video documental titulado Ramón Rojas - sueñosde chozas retrata la vida cotidiana de un homeless de 58 años, culto, lector de filosofía, poeta con un proyecto de dedicar su vida a escribir su manifiesto filosófico...La película sigue los recorridos de las rutinas diarias de Ramón en su vecindario, hablando a cámara o leyendo en off algunos de sus poemas, jugando al ajedrez con ocasionales contrincantes o realizando otras actividades, solo o junto a otros. Es el único protagonista de la película y muchos de sus dichos nos llevan a detenernos a pensar. El material crudo de la película es de 13 horas, mientras que la película se reduce a 25 minutos.
Bjørg Taranger: ¿podrías contar en pocas palabras el origen del título ͞sueñosde chozas͟?
MRA - Ramón sueña con una vida en una choza aislada junto a un lago del Sur argentino; un entorno bucólico para el resto de tu vida. Gastón Bachelard afirma que͞en la mayoría de los sueños de chozas deseamos hacer una vida diferente; una vida en un mundo ideal, elemental y primitivo, lejos del ajetreo y bullicio de la gran ciudad.Es un salto del pensamiento que busca un verdaderorefugio".
Bjørg Taranger: ¿por qué y cómo comenzó? ¿Cuál esla historia detrás dela historia?
MRA - venía observando a este hombre día y noche durante más de un año, vivía en la misma cuadra que yo, cerca del edificio donde vivo en Buenos Aires. Con sus pertenencias cuidadosamente guardadas en un carro de supermercado, siempre sentado en la vereda, leyendo o escribiendo, y escuchando música clásica en la radio. En otras palabras, lejos del ͞physique du role͟ de un homeless. ¿Quién es? ¿Por qué vive a la intemperie? ¿Cómo terminó en esta situación?Llena de preguntas como estaba, sin embargo me resultaba difícil acercarme a él. Pensaba que aún cuando viviera en la calle, este era su refugio y no quería violentar su precaria privacidad.
Empecé a idear formas de acercamiento. Un día encontré el objeto mediador: un carrito de viaje que tenía en casa. Se lo ofrecería por si lo necesitaba para guardar sus pertenencias. Lo aceptó complacido y nos presentamos. Su nombre: Ramón Rojas, hablaba español pero no era argentino. Ramón nació en Paraguay y hablaba con un acento de español culto, muy diferente del acento guaraní de la mayoría de los inmigrantes paraguayos de la Argentina. En los días y semanas siguientes, pasaba por su reducto para charlar con él. Siendo de la misma generación, rápidamente encontramos temas de interés común: el realismo mágico de la literatura latinoamericana, los films de laNouvelle vague 1 y de Bergman, la música clásica y la popular de los años 60 y 70, etc.
BT - ¿Cómote acercaste a un caso tan difícil, si pudiera usar esa palabra?
MRA - Con el correr de los días, me di cuenta de que aunque todavía no tenía respuesta a mis preguntas iniciales, su manera de hablar articulada y profunda me convirtió en una escucha atenta de lo que él ansiaba comunicar, hubo empatía entre nosotros. A Ramón le gustaba hablar, tanto como a mí escucharlo. Fue entonces que se me ocurrió (y decidí proponerle) filmar un documental sobre él, algo así como su retrato. Aceptó mi propuesta un tanto sorprendido y pronto me pidió el guión. (Su experiencia pasada en periodismo por Argentina y Sudamérica, y como libretista y guionista de videos documentales explica su pedido). Le dije que no habría guión para el documental, que todo sería espontáneo y fresco y entonces me replicó: «Pues entonces será un trabajo tipo Eisenstein, todo montaje»... 2 Comentarios como este aumentaban mi confianza en el proyecto. También le propuse pagarle una cantidad de dinero que podía costear por cada día de trabajo de filmación. Quería que fuera para él una vivencia de trabajo y que tuviera dinero para sus necesidades básicas, hasta que yo eventualmente obtuviera un subsidio municipal para pagarle su trabajo y el proceso de post-producción. [Incidentalmente, nunca obtuve ese subsidio.] Durante el rodaje, tuve que embalar una instalación para una exposición en Río Gallegos, al sur de Argentina. Como Ramón era tan prolijo y cuidadoso con sus propias pertenencias, le pedí que me ayudara a embalar la obra de arte. Esta acción colaborativa en mi estudio también fue registrada en un video de 2' separado que se titula «Envoltorios», 2008
BT - ¿Puedes hablarme sobre la producción en sí? ¿Cómose realizó el rodaje? ¿Qué desafíos enfrentaste? Qué reacción percibiste enel entorno, sus amigos y otros que seconvirtieron en parte del proceso?
MRA: la producción fue mínima. Para la filmación usé una cámara miniDV Sony, trípode y un micrófono corbatero, mi hija hizo el trabajo de cámara. La mayor parte del rodaje de exteriores fue en su propio entorno, (de día o de noche, preferiblemente en fines de semana pues había menos ruido): las calles, los negocios del barrio y plazas, generalmente se trasladaba con su carro. Durante el rodaje pude descubrir cuántos amigos había hecho en el barrio.Para otros, Ramón desarrolló una especie de aura. (Tanto él como yo pensamos que quizás el rodaje contribuyó a que consiguiera un trabajo.) Efectivamente, por la mitad del proceso, un empresario vecino le ofreció un trabajo de sereno en su obra en construcción, que duró 15 meses. Lo aceptó de inmediato, y convinimos en realizar sesiones de rodaje de 3 horas una vez por semana (para lo cual atravesaba la ciudad caminando, unas 2 ½ horas, sin el carrito). Buena parte de este rodaje de interiores se realizó en mi estudio. Además, visitamos dos domingos a Ramón con sus amigos. Con una excepción, todos sus amigos aceptaron participar en el documental. El lapso de rodaje se prolongó aproximadamente un año.
BT: ¿Cuál fue tu motivación personal para abordar el tema artísticamente?
MRA: la mayor parte de mi trabajo como artista visual se refiere al cuerpo individual ysocial, según se manifiesta en la identidad, la violencia a la que esos cuerpos están sometidos, y el valor de lugares tales como la cama, la cocina, el hogar. El hogar y los lugares que albergan la intimidad, los sueños, las rutinas del cotidiano han sido centrales en mi obra artística de la última década. Me interesan sus objetos, los depositarios de la memoria, sus rincones, las formas de apego. El cuerpo esuna parte importante demiproceso de trabajo enun intento permanente por redefinir el lugar dela humanidad enunmundo políticamente infectado. Por eso diría que el trabajo en colaboración de este documental puedeasociarse a mi agenda artística recurrente.
BT: ¿Qué piensas del arte como herramienta social / política, en otras palabras, ¿es esto delo que se trata este trabajo?
MRA: soy renuente a considerar el arte como instrumento social / político. Creo que existen (o deberían existir) herramientas más apropiadas y potentes para promover el cambio social o político. Tiendo a ver el arte más como un proceso de transformación y aprendizaje, tanto para el artista como para el espectador. Fui activista política en los años 70; una década de agitación y violencia en mi país. La actividad política me permitió conocer de primera mano los límites que separan el arte de la política.
El arte hace preguntas, la política da respuestas.
El arte abre, la política cierra.
La política proclama certezas, el arte plantea dudas.
La obra artística expresa directa o indirectamente la época en la que vive el artista, o suvisión del futuro. La producción artística está determinada por nuestros sentimientos e intereses más profundos (sean sociales, políticos, intelectuales, estéticos, etc.) así como por nuestra visión del mundo y postura frente a la vida.
Me acerqué a Ramón Rojas movida por una preocupación por las personas sin techo, aquellos que han perdido lo más íntimo y valioso que tenemos como seres humanos -- el derecho a la intimidad, a soñar y por ende, a la libertad individual, para todo lo cual el hogar o el refugio es absolutamente necesario; en otras palabras, lo hice impulsada por interés en un tema macro-social, y terminé retratando el micro-universo de un individuo que dice mucho sobre la sociedad en la que vivimos y que nos hace pensar en nuestras propias elecciones de vida. Sin embargo, no planeé ni pensé la película como un mensaje social o político.
A propósito, en un viaje que hice recientemente a España, vi un proyecto del artista chileno Alfredo Jaar en la ventanilla de un metro de Barcelona que decía:
«L'Art és necessari?» («¿El arte es necesario?»)
La respuesta puede estar en la ambigüedad de esta pregunta/afirmación, y especialmente en cuán visible, accesible e influyente es el arte, especialmente el arte contemporáneo. Vi su intervención una sola vez el 22 de mayo de 2009, y nunca más. Me pregunto cuántas personas llegaron a verla, a cuántas personas les hizo sentido, y no menos importante, ¿qué piensan los artistas sobre esta afirmación/pregunta?
BT: ¿Qué piensas del arte europeo en comparación con el arte sudamericano? ¿Ves alguna diferencia enlas agendas artísticas?
MRA: a mi modo de ver, la principal diferencia radica en el grado de apoyo que reciben y los medios de que disponen los artistas en esos contextos así como en las escalas de producción. El arte es un gran negocio en ciertas capitales del mundo con sociedades más afluentes. La participación institucional y el apoyo financiero para el arte en Europa y los Estados Unidos son significativos. Con excepción de algunos artistas latinoamericanos que han llegado al mainstream, el arte sigue siendo un medio frágil e inestable de empleo del tiempo para la mayoría de los artistas latinoamericanos.
Tu pregunta sobre las diferencias en la agenda artística es interesante, porque conduce a la relación territorio-globalización-cultura. ¿Podemos, en 2009, hablar de un "arte latinoamericano" (incluyendo las prácticas artísticas en América Central y el Caribe)? ¿Puede un territorio/región en el mundo globalizado actual producir arte exclusivamente local? En mi caso, celebro que existan esas islitas en las que los proyectos marginales abordan temas más pequeños y locales, micro-universos, como para contradecir a un mundo global y anónimo.
En general, no veo grandes diferencias en la agenda artística europea frente a la latinoamericana, veo más bien una creciente contaminación –globalización, bienales, nomadismo artístico, residencias e internet, ferias de arte y el mercado dan cuenta de esto, por lo que resulta difícil trazar líneas divisorias entre las agendas.
Tengo la impresión de que el requisito/expectativa de exotismo en el arte latinoamericano (o africano, etc.) por parte de ciertos circuitos y jugadores del arte europeo y estadounidense pertenece al pasado. Durante los últimos veinte años, los artistas latinoamericanos vienen abandonando gradualmente el gueto que les exigía hablar de, o mostrar sus contextos locales para merecer la mirada de Europa. La agenda artística actual en América Latina es tan diversa como en Europa, Asia o los Estados Unidos, e incluye el arte formalista, neo-conceptual, de investigación (archivos, documentos), relacional, social/político, interdisciplinario, colaborativo, etc.
Algunos artistas trabajan abiertamente en todas partes con temas sociales y políticos criticando al poder y la autoridad, como también existe una fuerte crítica en obras consideradas "superficiales" y "apolíticas".
La actitud del artista frente a las especificidades de sus contextos temporales y locales, ya setrate de la inestabilidad y la incertidumbre, la represión política, la discriminación cultural y a las minorías, los gobiernos militares, la violencia, la falta fragmentación social y la pobreza y todas las consecuencias de los modelos económicos implementados mundialmente desde los años 80 en adelante han sido, son y serán parte de la agenda artística tanto de artistas europeos como latinoamericanos, independientemente de los soportes, lenguajes, canales, poéticas y sutilezas empleados.
(traducción de) Maria Rosa Andreotti- Buenos Aires, julio 2009
link a publicación en noruego traducida por Bjørg Taranger |
"Atando cabos" (2007) por María Carolina Baulo sobre la obra de María Rosa Andreotti
Cuando uno piensa en una trama, casi automáticamente piensa en aquello que está de alguna manera relacionado, entretejido; palabras que nos remiten a unidades, a un todo armónico sin perder por ello la importancia de los factores individuales. Es que sin las individualidades y su peso como tales, sin los hilos que tejen esas tramas y que parecen perderse en semejantes texturas, ese todo armónico no existiría. Una situación análoga se da en el entramado social, en la vida: basta tensar uno de los extremos para que se violente la trama y nos enfrentemos con posibilidades desconocidas y posiblemente incontrolables. Cuando los hilos que se entrelazan para formar una obra (o una sociedad) son manipulados, indefectiblemente se forma o bien una estructura que cobija con calidez, o bien puede convertirse en una telaraña confusa que nos precipita al desconcierto.
Esto es algo que Maria Rosa Andreotti comprendió muy bien toda su vida. Desde chica, la artista oriunda de La Pampa, descubrió el maravilloso mundo habitado por bordadores, tejedores y sastres; mundo que albergaba cantidades de objetos que ella misma fue seleccionando y apropiándose de aquellos que la cautivaban para formar una colección absolutamente personal y auto referencial. Objetos variados y telas que en primera instancia no eran más que trapos o retazos desechados por fallas. Jerseys, lycras, tricots, pasaron a ser sus aliados a la hora de expresarse como artista y como persona (si es que tal diferenciación existe). Objetos y materiales de alma noble, sencillos, pero con la particularidad de conservar la esencia y la memoria de aquello que ya había sido olvidado y se nos presentaba como una ausencia.
Maria Rosa trabajó a contrapelo, “des-tramando” aquellas construcciones de sentido para comenzar un viaje de exploración a través de la historia que escondían esos hilos. Realizó entonces un camino retrospectivo que la comunicaría con aquel relato primigenio que sustentaba, desde lo oculto, todo lo visible.
La problemática de la memoria es central en la producción de la artista. Conservar, buscar, reconstruir, recuperar, recordar. Un kit de palabras intensas que se relacionan con el pasado pero hacen eco en un presente al que ella le hace honor. Los objetos así como los hilos, verdaderas arterias y vasos comunicantes, son cruciales desde lo formal y desde lo social. En esa búsqueda constante, en esa comunicación permanente con las huellas que dejaron las ausencias, los objetos juegan como testigos y representantes materiales. La artista se vale de ellos para expresarse y no se limita a la hora de explorar con materiales variados. Experimenta con los dibujos, la pintura, las instalaciones, se nutre de la literatura, el cine y va siempre acompañada de su fiel amiga, la cámara de fotos; cámara testigo de aquella búsqueda que María Rosa se puso como norte y permite que la guíe.
Sin embargo, la presencia de las fibras y la sensualidad de sus texturas combinada con los volúmenes, se llevan el rol principal en su escenario. Lo textil es su gran debilidad. Trabaja pensando en los cuerpos, las identidades, los espacios, la violencia. Temas que nos comprometen a todos como personas. Los textiles la conmueven porque son socios de nuestros cuerpos: no solamente nos dan abrigo, nos acarician, nos contienen, sino que también se alteran y cambian tal como nosotros mismos; transmiten nuestros humores, se gastan, se estropean, los aprendemos a amar y otras veces aprendemos a dejarlos de lado. Pero aquello que más la moviliza, es que así como la cámara registra cual testigo, así como los objetos invocan y conservan el recuerdo, y así como los hilos unen o enredan, los cuerpos tal como los textiles, registran una memoria del uso: son un verdadero documento de identidad.
María Rosa se aleja de las imposiciones y deja que la obra se exprese en formas diversas. Puede partir de una idea preconcebida y terminar en puertos impensados (series “La Corporación”, “La receta”); puede explorar terrenos conceptuales (series “Centenario”, “Deslustre de la platería del casamiento”, “Uno de treinta mil”); o simplemente dejar que sea la obra la que marque el camino (serie “Destramados”). Dialéctica pura entre la artista, la obra y el espectador; un espectador que no queda nunca de lado sino que es invitado a participar y reflexionar.
Las obras de María Rosa Andreotti tienen todas un génesis distinto, aun así, pueden convivir y relacionarse. La artista nos plantea, y se plantea a cada paso, abrir espacios, acercar las diferencias, unir, vincular, aunque para ello muchas veces sea necesario desarticular, desarmar, descomponer, para descubrir la matriz que da el fundamento a su existencia. Y una vez allí, una vez que se conoce la raíz (por cruel que sea la forma en que se nos presente), únicamente desde ese lugar de plena conciencia de identidad, pertenencia y responsabilidad frente a nuestra realidad, es que se puede empezar a asociar, remendar, comunicar, entretejer y atar los cabos. |